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jueves, 2 de diciembre de 2010

El Hombre sobre el resto de los seres.

El comportamiento humano de dominación parece determinante y se manifiesta en el hombre como un fenómeno particularmente único, entre los seres vivos conocidos. El hombre, ha tratado de  someter el medio, en lugar de adaptarse a él. El resto de las especies animales o vegetales, dominan sus hábitats ante los demás organismos del sistema, pero el dominio general de la Tierra por el hombre, altera el hábitat de todas las demás criaturas con vida, incluyendo el  propio  del ser humano.

         El hombre ha experimentado en su evolución, el deseo de forzar la adaptación de la natura­leza, en lugar de tratar de vivir en armonía con ella, y esa característica le diferencia ante el resto de los seres vivos.

         Para introducirnos en el concepto de "medioambiente", podemos partir del término "ambiente", como resultado de la existencia de un conjunto de objetos, fenómenos y circunstancias en el cual se desarrollan personas y seres vivos conjuntamen­te integrados. El ambiente puede reflejar situaciones más o menos equilibradas, para cada uno de los elementos que en su medio se encuentran. No debemos de confundir "ambiente" con "naturaleza". El primero sería,  el contexto, el continente, el ámbito; y la segunda sería el medio, el contenido, el cuerpo estructura­do que da la esencia al  estado de todas estas cosas que agrupadas forman el medioambiente. 
Árboles.


         La Tierra es en si mismo como planeta, un gran medio que engloba una diversidad de organismos, con características y manifestaciones propias, agrupados y relacionados entre si, en ambientes que permiten la existencia de múltiples ecosistemas, que pueden reflejar un mayor o menor grado de equilibrio medio-ambiental. La conjunción del lugar, espacio físico-químico, los elementos, organismos biológicos que en él se desarrollan, y las circunstancias e interrelaciones derivadas, reflejan en definitiva el medioambiente; objeto de estudio de varias ciencias naturales y sociales.
        
         Normalmente, las relaciones naturales existentes entre los diferentes elementos y partes que componen un ecosistema, no ponen en peligro la supervivencia de los mismos, lo que es representa­tivo de la existencia de un equilibrio medioambiental. Frente a esta situación, frecuentemente el desarrollo particular de determi­nadas conductas humanas, ha puesto en peligro en algunos casos y destruido en otros, varios de estos ecosistemas, de manera que para conseguir un supuesto beneficio en el bienestar del hombre y al mismo tiempo, éste ha visto como perjudicaba el desarrollo de otras especies de organismos.